viernes, 5 de octubre de 2012

Beato Clemente Augusto Von Galen

Clemens August von Galen nació el 16 de marzo de 1878, en Oldenburg, en el seno de una familia profundamente creyente, siendo el undécimo de los trece hijos de los condes Ferdinand y Elisabetta von Spee. Se educó en el colegio de los jesuitas en Feldkirch y se graduó en 1896 en la ciudad de Vechta. En esta época escolar adquirió un fuerte afecto por la Compañía de Jesús, afecto que le acompañará toda su vida.
Estudió filosofia en Friburgo (Suiza), Innsbruck y Múnster, ciudad en la que fue ordenado sacerdote el 28 de mayo de 1904.

Tras un breve espacio de tiempo en que estuvo de vicario de la catedral en Munster, en 1906 fue nombrado capellán de San Matías, en Berlín, donde comenzó un ministerio sacerdotal de 23 años en esa ciudad. Von Galen vivió en Berlín la difícil época de la primera guerra mundial, la confusión de la postguerra y una buena parte de la era de la República de Weimar. La situación de diáspora de la ciudad de Berlín exigió un gran esfuerzo pastoral de su parte.
En 1929, fue nombrado párroco de la iglesia de San Lamberto en Munster. A la muerte del obispo Johannes Poggenburg, fue nombrado obispo de Munster, y consagrado como tal el 28 de octubre de 1933. Como lema escogio "Nec laudibus, nex timore" (Ni por alabanza ni por temor, me alejaré del camino de Dios).
Destacó por su amor a la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Por lo que se refiere a su piedad eucarística, podemos destacar cómo una de sus primeras decisiones como obispo de Munster fue establecer la adoración perpetua en la iglesia de San Servasio. En cuanto a la devoción mariana, baste recordar cómo siendo obispo a menudo iba solo muy temprano por la mañana en peregrinación hacia Telgte, para pedir la ayuda y protección de la Madre de Dios para la diócesis y para su acción pastoral.

Su ministerio episcopal coincidió con el ascenso al poder de Hitler. Percatándose de la radical incompatibilidad entre el nacionalismo neopagano y la fe cristiana, dedicó su primera carta pastoral en la cuaresma de 1934 a condenar la ideología de odio del nacionalsocialismo.
Los temores de Von Galen respecto del nacionalsocialismo se vieron pronto confirmados, y así en 1936 se vio obligado a denunciar la persecución a la Iglesia que había comenzado el nuevo régimen en Alemania.

Con estos antecedentes, y en virtud también de su cercanía con Eugenio Pacelli (futuro Pío XII), nuncio en Berlín, no es de extrañar que en 1937 Su Santidad Pío XI contara con él para colaborar en la redacción de la encíclica Mit brenender Sorge (Con ardiente preocupación), documento en el que el Pontífice condenó las teorías racistas y materialistas del nacionalsocialismo. Es significativo constatar Cómo esta condena del nazismo por parte de la Iglesia tuvo lugar un año antes de que las democracias liberales pactaran con Hitler la partición de Checoslovaquia.
La oposición de Von Galen al régimen nazi fue continua, ganándose el apodo de "el León de Münster". Destacan por su relevancia tres sermones, pronunciados en el verano de 1941, cuando el III Reich se encontraba en el cénit de su poder.

En el primero de ellos, del 13 de julio, la iglesia de san Lamberto retumbó cuando monseñor Von Galen exigió justicia ante las iniquidades de la Gestapo. Recordó a las autoridades que el único cimiento sólido para los estados es la justicia, y anticipó que el desprecio por la vida humana y las inmoralidades del régimen se acabarían volviendo contra Alemania.
En el segundo, el 20 de julio, el valiente obispo instó a los fieles a resistir con fortaleza la persecución desatada por los nazis. Escuchemos al León de Münster: "Permaneced firmes. En este momento somos el yunque más que el martillo. Otros hombres, la mayoría extraños y renegados, buscan por todos los medios apartar de Dios a nuestra nación, a nosotros y a nuestros jóvenes. Somos el yunque y no el martillo. Pero preguntad al herrero, y os dirá cómo los objetos forjados en la fragua reciben su forma no sólo del martillo, sino también del yunque. El yunque ni puede ni necesita devolver el golpe. únicamente precisa de mantenerse firme. Si es lo suficientemente recio y firme el yunque dura más que el martillo. No importa lo fuerte que éste golpee, el yunque permanece firmemente en su lugar, y continuará dando forma a los objetos que en él se forjan".

El 3 de agosto el prelado dio un paso más, al denunciar públicamente los programas de eugenesia puestos en marcha por Hitler. En este sermón, además, repasó los diez mandamientos, señalando cómo el poder nazi había incumplido todos ellos. Con esto, Van Galen resaltó la completa inmoralidad del nacionalsocialismo alemán. Además, su sentido providente de la historia le mostraba cómo el alejamiento de Dios no podía traer más que desgracias para el pueblo alemán.

Estas denuncias tan claras enfurecieron a los gobernantes nazis, que no sabían qué hacer, porque, a causa de la extraordinaria autoridad del obispo Von Galen, no osaban arrestarlo o asesinarlo por miedo a perder completamente la región de Westfalia. No obstante, como represalia, apresaron a veinticuatro sacerdotes de la diócesis, de los cuales diez murieron en los campos de concentración.

Reflexionando sobre lo que había sucedido entonces, el cardenal Von Galen repasó luego todo eso con el pensamiento en marzo de 1946, diciendo: "Dios me puso en una situación que me obligaba a llamar negro a lo negro, y a llamar blanco a lo blanco, como se dice en la ordenación episcopal. Sabía que podía hablar en nombre de miles de personas que, como yo, estaban convencidas de que solamente apoyándose en el fundamento del cristianismo nuestro pueblo alemán puede estar verdaderamente unido y alcanzar un futuro bendito".
Terminada la guerra, Van Galen volvió a destacar en defensa de la justicia y de los derechos de Dios y de la Iglesia, y precisamente por ello, también de los derechos de los más desfavorecidos. Con la autoridad moral que le daba el haber sido uno de los más grandes opositores a Hitler, combatió con insistencia la idea de la "culpa colectiva" del pueblo alemán.
En este período dirigió unas conmovedoras cartas al papa Pío XII, en las que puede apreciarse su celo apostólico y la filial sumisión al Romano Pontífice, cartas en las que hacía presentes al Papa Pacelli los sufrimientos de los fieles que le habían sido encomendados. En recompensa a sus enormes méritos, Pío XII lo nombré cardenal en el consistorio del 18 de febrero de 1946.
Este santo obispo recibió el nombramiento con gran humildad, viviéndolo no como un reconocimiento personal, sino como una atención del papa para con los innumerables católicos alemanes que se habían opuesto al nazismo, o que al menos habían permanecido firmes en la fe, resistiendo los embates de esta ideología neopagana.
A la vuelta de Roma, en su última intervención pública, recordó a los fieles cómo la destrucción de Alemania era la consecuencia lógica del proceso iniciado en Weimar, cuando el pueblo alemán negó la soberanía de Dios, arrogándosela él mismo. Si el poder no viene de Dios, sino sólo de la voluntad humana, ¿cómo extrañarse después de que esa voluntad no acepte frenos morales? Parece que al menos en la inmediata postguerra el pueblo alemán aprendió esta lección: no por casualidad, el preámbulo de la Ley Fundamental de Bonn comienza "E] pueblo alemán, consciente de su responsabilidad ante Dios y ante los hombres..."
Como señaló Benedicto XVI con ocasión de la beatificación, el 9 de octubre de 2005, de este gigante del siglo xx, "Este es precisamente el mensaje siempre actual del beato Van Galen: la fe no puede reducirse a un sentimiento privado, que se esconde quizá cuando se convierte en algo incómodo, sino que implica la coherencia y el testimonio en el ámbito público a favor del hombre, de la justicia, de la verdad".

Pablo Nuevo

domingo, 21 de septiembre de 2008

P. Tiburcio Arnaiz S.J.

Nació en Valladolid el 11 de Agosto de 1865. A la edad de cinco años perdió a su padre; e ingresó en el Seminario de su ciudad natal a los trece. Cursó sus estudios como fámulo al servicio del Capellán del Monasterio de Madres Dominicas, de Valladolid, en el que era sacristán.

En 1890, a los veinticinco años, recién ordenado sacerdote, tomó posesión de la Parroquia de Villanueva de Duero., que había obtenido mediante concurso. Le acompañaron su madre y su hermana. Después de tres años fue trasladado a la Parroquia de Poyales del Hoyo, mayor que la anterior. Allí permaneció durante varios años, obteniendo, en Toledo, durante este tiempo, el Doctorado en Teología.Al fallecer su madre, brotaron, en el alma de D. Tiburcio, los deseos de una entrega más radical al Señor, pero le retenía el abandonar a su hermana Gregoria. Al decidir ésta el ingreso en el Monasterio de San Felipe de las M.M. Dominicas, ambos se despiden “hasta el cielo”. Él renunció a la Parroquia e hizo unos ejercicios espirituales para entrar en la Compañía de Jesús, en el Colegio de Chamartín, de Madrid.

El 30 de Marzo de 1902, comenzó su nueva entrega a Dios como novicio jesuita, bajo el lema “darse prisa y aprovechar el tiempo”. En la Cartuja de Granada siguió su Juniorado, en el que intercaló los estudios con alguna misión popular.

En 1909, a sus cuarenta y cuatro años, fue destinado a la Residencia de Murcia, donde llamó poderosamente la atención por su entrega plena al Señor, en la predicación, el confesonario, la atención a los enfermos y en las obras de caridad. Se manifiesta con la madurez de un gran Apóstol y Misionero, que sigue los pasos de su modelo San Francisco Javier.

En 1912 es destinado a la Residencia de Málaga. Ésta será su casa hasta el final de su vida, con un pequeño paréntesis en 1917, en que es trasladado a Cádiz. En 1920 comenzó a flaquear su salud, por ello el Superior le impuso algún descanso. Con todo, su entrega a Cristo y a las almas –por entero y hasta el agotamiento– fue hasta el último instante. Falleció el 18 de Julio de 1926 en olor de santidad. Se encuentra en trámite su proceso de beatificación.

jueves, 24 de enero de 2008

P. Rodrigo Molina L.D.

Fundador y Presidente General de la Sociedad Familiar Eclesial Unión Lumen Dei

El Padre Molina nació en Pravia (Asturias) el 23 de octubre de 1920. Entró en la Compañía de Jesús el 13 de septiembre de 1939. El 13 de julio de 1956 fue ordenado sacerdote en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, en Madrid. Quiso celebrar su Primera Misa en “el Pozo del Tío Raimundo”, por ser en aquel entonces la zona más pobre de Madrid.

Los pobres fueron su peso y su dolor. La desgarradora situación del pueblo quechua le hirió el alma.

Como respuesta a la llamada del Concilio Vaticano II y las Encíclicas de los últimos Papas, en 1967 funda en Cuzco (Perú) la Asociación Benéfico Cristiana Promotora de Desarrollo Integral (PRODEIN) con la plena complacencia de su Arzobispo, Mons. Durand Flórez, y, unos años más tarde, lo que hoy es la SOCIEDAD FAMILIAR ECLESIAL UNIÓN LUMEN DEI, integrada por sacerdotes, hermanas y laicos consagrados.

No fue de él; se donó sin límites a todos y cada uno de los Miembros de Lumen Dei. Su anhelo: trabajar juntos, y juntos sufrir por amor a Dios y a la Iglesia, para dar a Dios el culto que Él desea: el de la rendida y disponible sumisa adoración, el del cumplimiento fiel de sus mandamientos y deseos, el de convertir la propia vida en una obra de caridad espontánea, gratuita y generosa... Y así, unidos, crear plataformas aptas para irradiar Luz de Cristo y extender su Reino en su doble vertiente natural y sobrenatural en todas las actividades de la vida humana.

Hombre incondicional a todas las Voluntades de Dios, vivió sumergido en el misterio Trinitario: Una Autoridad que mantenga el ser en lo que es: el Padre; por los rieles de una Sabiduría, toda ella Luz y Verdad: el Hijo; para una Entrega, un Amor comunicante que da Vida: el Espíritu Santo. Y de este modo configuró su vida y sus obras en clave de Unidad.

Para difundir la Bondad irradiante de Dios y propagar por el mundo la enseñanza del Evangelio de Jesús, impulsó el Apostolado de los Medios de Comunicación: la Editorial “Testimonio”, las librerías, los programas radiofónicos en más de 80 emisoras.

En su afán de ser “Luz de Dios”, itinerante a lo divino, quiso dar sentido a tantas vidas a través de los Ejercicios Espirituales y los Retiros.

Apóstol de intensísima actividad, dedicó en exclusiva los mejores momentos de su jornada a la oración. Impulsó la Adoración Perpetua a Jesús Sacramentado. Propagó incansablemente la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a Nuestra Señora del Encuentro con Dios. Alentó a sus hijos a profundizar en la “Mediación Maternal” de María, y anhelaba ver definida como dogma de fe esta verdad.

El 5 de noviembre de 1996, con la aprobación de sus Superiores, pasó a vivir su consagración a Dios en la UNIÓN LUMEN DEI. El 25 de mayo de 1997 fue elegido Presidente General de la Asociación por unanimidad.

Comprendió que las exigencias del Evangelio son sencillas, nítidas. No podía admitir atenuantes. Y abrió horizontes de luz. Trazó vías inéditas. Y cuando conoció que llegaba su Hora, se alegró. Se ofreció victimalmente a Cristo y nos legó el regalo más precioso: su vida.

Tras padecer con fortaleza heroica un doloroso cáncer, su “dies natalis”, donde entró en la casa del Padre, llegó el 28 de abril de 2002 en Madrid, rodeado de sus hijos, después de haber sido confortado por los Santos Sacramentos. “Sabiendo Jesús que había llegado su Hora... los amó hasta el extremo”.

“...Ponemos ante el Señor la vida y la muerte de nuestro hermano que califico, con fundamento, de “extraordinaria” y siempre al servicio del Señor y su Santa Iglesia. (...) Identificado plenamente a la muerte y triunfo de Jesucristo, Él ha dispuesto para nuestro hermano la Eterna Pascua Florida, que nos llena a todos de esperanza (...) Puso las bases, bien fundadas, de una nueva familia eclesial. Puedo asegurarles, por mi parte, que nunca les dejará solos. Intercederá ante el Señor con toda su fuerza y contemplaremos sus frutos...” (De una carta de Mons. Dr. D. Ramón del Hoyo López, Obispo de Cuenca).

miércoles, 8 de agosto de 2007

P. Jacinto Alegre Pujals S.J.

Para mí todo el mundo se reduce a amar a Dios y a los pobrecitos por amor de Dios; pero con amor de obras, no de palabras.


JACINTO ALEGRE PUJALS S.I. (Tarrasa 24-XII-1874 V10-XII-1930). Apóstol de la caridad. Entro en la Compañía de Jesús en 1892. Frecuentaba los hospitales de Barcelona y sentía preferencia por los más pobres que no tenían a nadie. Conoció la obra de San José Benito Cottolengo en Turín, le impresionó la confianza en Dios como único apoyo de aquella Institución y pensó que era lo que él buscaba para los enfermos pobres que visitaba. Sembró la semilla pero no vio fundado el Cottolengo. En los últimos momentos de su vida tenía cerca a su superior el P. Guim y al Sr. Rómulo Zaragoza, un laico dirigido espiritual suyo, ambos se comprometieron a llevar adelante sus deseos de fundar un Cottolengo.
El P. Alegre moría en 1930 y dos años después de su muerte, D. Rómulo Zaragoza comenzó la obra del Cottolengo del P. Alegre que él, desde el cielo, alentaba.

¿QUÉ?
El 23 de octubre de 1939, festividad de Cristo Rey, nace, en Barcelona, la Congregación religiosa de Hermanas Servidoras de Jesús. Dolores Permanyer i Volart, su fundadora, secundando la acción divina, hizo germinar la semilla del carisma fundacional legada por el Padre Jacinto Alegre, bajo la dirección espiritual del P. Juan Guim, cofundador.
El fin específico es entregar la vida al servicio de Jesucristo en el hermano pobre y enfermo más necesitado, formando con él una familia que quiere vivir total y filialmente confiada en el amor de Dios, Padre Providente, y en adoración constante a Cristo, el Señor, en el Misterio de la Eucaristía.
Las Servidoras de Jesús del Cottolengo del Padre Alegre y sus acogidos forman una sola familia:
el Cottolengo del Padre Alegre.

La clase de enfermos pobres que se acogen es la de los que no pueden ser atendidos en otras Instituciones, preferentemente aquellos por los que no vela ninguna providencia humana, es decir, los más pobres, los más enfermos, los más necesitados.
No se pueden hacer peticiones directas o indirectas para ayuda material del Cottolengo, que debe sostenerse únicamente con las limosnas y donativos eventuales que proporcione la Divina Providencia, por medio de sus instrumentos.

¿QUIÉNES SON?
Otros miembros que integran la familia del Cottolengo son:
Los laicos colaboradores, que, viviendo internos en la misma Casa, consagran su vida, o parte de ella, al servicio desinteresado de los acogidos; los voluntarios que acuden a cooperar en las actividades y fines del Cottolengo; y todos aquellos que sintonizando con el espíritu y vida de esta Institución, ayudan con sus aportaciones espirituales o materiales a la realización de la misma.

¿DÓNDE?
Actualmente, la Congregación, tiene 6 casas abiertas en España, situadas en: Barcelona, Valencia, Madrid, Santiago de Compostela, Fragosa (Cáceres) y Alicante. Y tres fuera de España, una en Lisboa (Portugal); y dos en Colombia, en Buenaventura (Valle) y en Popayán (Cauca). En estas dos casas, además de la atención a los enfermos se tiene un comedor para niños pobres en Buenaventura y para personas mayores en Popayán.

miércoles, 1 de agosto de 2007

P. Pedro Guerrero González S.J.

PEDRO GUERRERO GONZÁLEZ, S. J.
Nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 22 de marzo de 1918. Después de cursar los primeros estudios de bachillerato en Suiza y Madrid, tomó cursos de economía en Suiza y Milán. De 1936 a 1939 se enroló en el Tercio de requetés de la Virgen de la Merced, de Jerez, y fue a la guerra civil española, en la que dio un ejemplo heroico de caridad con los dos bandos enfrentados. Después de ampliar estudios de comercio en Jerez, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María (Cádiz) el 6 de octubre de 1941.
Su vida en la Compañía fue la de todos los jesuitas, sin distinguirse más que por su entrega a Dios y a los demás de un modo extraordinario: hay testimonios de sus compañeros jesuitas que así lo aseguran. Sus virtudes características fueron la caridad y la humildad. Se ordenó sacerdote el 15 de julio de 1953, en la Facultad de Teología de Granada.De los años en que ejerció el ministerio sacerdotal, la mayor parte de ellos los pasó en El Puerto de Santa María. Incluso cuando estuvo destinado como ayudante del administrador provincial en Sevilla, siempre siguió acudiendo al Puerto, en donde ejercitaba la caridad apostólica con toda clase de personas, especialmente con los más pobres, que todavía lo recuerdan. Fue en todo momento un verdadero Hombre de Dios para todos. Pasaba muchas horas en el confesonario; asistía a los enfermos, hasta ayudar a los familiares a asearlos y darles la comida; llevaba la comunión a infinidad de impedidos; fomentaba la Adoración Nocturna, etc. A su muerte se supo que tenía dado el teléfono de su habitación a varios párrocos, para que lo diesen a las familias de enfermos que pedían auxilios espirituales durante la noche: de este modo, eran pocas las noches en que podía dormir durante algunas horas seguidas. Apenas tenía un rato libre de su trabajo en la oficina de la administración, acudía en una pequeña moto a asistir a enfermos o a llevarles la comunión.El 3 de septiembre de 1973 murió en Sevilla, cuando iba a asistir espiritualmente a algunos que lo necesitaban, en un accidente de moto. Sevilla fue un clamor en aquella calurosa tarde de verano: "¡El P. Guerrero ha muerto!", decía todo el mundo con mezcla de dolor y de asombro. Había muerto un hombre sencillo y cercano a todos los que le habían buscado para alcanzar misericordia. Desde Jerez y El Puerto de Santa María se trasladaron inmediatamente infinidad de personas (entre ellas, su madre), que lo velaron aquella noche y no querían separarse de él hasta la hora del entierro.
A los 25 años de su muerte se tuvo una Eucaristía en su recuerdo en la Iglesia de la Compañía de Jesús de Sevilla. Vinieron desde El Puerto dos autobuses llenos de gente para tomar parte en ella: allí estaban todos los que lo habían conocido y habían sido objeto de su inmensa misericordia, y los hijos de los amigos que lo habían visto de pequeños en sus casas. Desde su muerte son innumerables los que se encomiendan a su intercesión y alcanzan de Dios favores.Viendo esto, se pidió permiso al Obispo de Jerez para trasladar sus restos a la Iglesia de la Compañía de El Puerto de Santa María, en donde había ejercido más su ministerio apostólico lleno de caridad con todos. Esto se realizó el 2 de octubre de 1999: la Iglesia de la Compañía, de grandes dimensiones, estaba a rebosar de toda clase de personas de El Puerto, Jerez y Sevilla. Sin duda allí se unieron en oración todos los que querían agradecer a Dios el haber conocido al P. Guerrero durante su vida.
Ante la insistencia de tanta gente, se pidió a Roma el permiso para introducir su Causa de Beatificación. Llegó el decreto "Nihil obstat" de Roma en mayo de 2001, y el 3 de septiembre del mismo año, coincidiendo con el 28º aniversario de su muerte, se tuvo la ceremonia de la Apertura Oficial de la Causa. La ceremonia tuvo lugar en la misma Iglesia de la Compañía de El Puerto, en donde descansan sus restos. Volvió a llenarse hasta rebosar aquella gran iglesia, y esto después de 28 años de su muerte. Desde ese momento de la apertura de la Causa de Beatificación, se le denomina Siervo de Dios P. Pedro Guerrero González, S. J.El 7 de septiembre de 2003, en la misma Iglesia de la Compañía de El Puerto de Santa María, se tuvo la solemne ceremonia de clausura del Proceso Diocesano de la Causa de Beatificación del Siervo de Dios P. Pedro Guerrero González, S.J. Con la iglesia abarrotada de nuevo por toda clase de gente, se tuvo la solemne ceremonia, presidida por el Sr. Obispo de Jerez, D. Juan del Río Martín. Después de esto, se trasladó el proceso de la Causa a Roma, donde se seguirá estudiando todo lo enviado allí desde la Diócesis de Jerez. La voz unánime de todos los asistentes a aquella ceremonia, como a todas la anteriores, era la misma: El P. Guerrero era un hombre de Dios para todos.
Fernando G.ª Gutiérrez, S. J.

viernes, 27 de julio de 2007

Beato P. Rupert Mayer S.J.

En su primera audiencia pública, concedida a cinco mil compatriotas alemanes, 25 de Abril, 2005, el Papa Benedicto XVI presentó como ejemplo de vida al Beato Rupert Mayer (1876-1945), sacerdote que con su vida desafío al nazismo y fue internado en un campo de concentración. Nacido en Stuttgart, el 23 de enero 1876, entró en la Compañía de Jesús en 1890. Fue capellán de inmigrantes y ayudó espiritualmente a los soldados en la primera guerra mundial, donde quedó herido. Por este motivo, se le amputó la pierna izquierda. Reanudó su ministerio dedicándose a los pobres y a la dirección de la Congregación Mariana de Múnich. El padre Mayer fue uno de los primeros que comprendieron la naturaleza del movimiento hitleriano y desde 1923 afirmó que un católico no podía adherir al nacionalsocialismo. Cuando en 1933 Hitler llegó al poder, siguió manteniendo públicamente sus ideas, motivo por el cual fue encarcelado en 1939 y encerrado en el campo de concentración de Sachsenhausen. Dado que su salud empeoró gravemente, los nazis, por miedo a que su muerte en el campo de concentración hiciera de él un mártir, le internaron en la abadía de Ettal. Murió en 1945, en Múnich, a causa de un derrame cerebral mientras predicaba.
Juan Pablo II le beatificó en esa ciudad el 3 de mayo de 1987. Su tumba que se encuentra en Múnich es hoy un lugar de oración.

miércoles, 25 de julio de 2007

Beato Hno. Francisco Gárate S.J.

Francisco Gárate Aranguren nació el 3 de septiembre de 1857 en Azpeitia (Guipúzcoa), España, en un caserío muy cercano, a sólo 105 metros, de la Casa torre de Loyola. Fue el segundo de una familia de siete hermanos. De los 4 varones, tres fueron jesuitas.

A la edad de 14 años dejó su casa para emplearse en trabajos domésticos en el recién abierto Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, en Orduña, Vizcaya. En 1874 hizo discernimiento vocacional con los jesuitas y decidió ingresar en la Compañía de Jesús. Él y otros dos muchachos hicieron el viaje a pie hasta Poyanne, en el sur de Francia, donde estaba el Noviciado de los jesuitas españoles después de la Revolución de 1868. El país vasco era entonces escenario de la Tercera Guerra carlista.

El final de su noviciado coincidió con la pacificación de España y el retorno paulatino de los jesuitas españoles. Su primer trabajo fue el de Enfermero en el Colegio de la Guardia (Pontevedra) en la costa atlántica y muy cercano a la frontera portuguesa. Allí estuvo 10 años y los estudiantes recordaron siempre su paciencia, entrega y caridad para todos y en especial para los enfermos.

En 1888 fue destinado a Bilbao, a la portería de la Universidad de Deusto, donde va a permanecer 41 años, hasta su muerte.

Su trabajo era el de recepcionista, pues estuvo encargado de recibir a las personas que llegaban a la Universidad, como de todo lo relacionado con el edificio, aún en construcción, y de la planta telefónica instalada en 1916. Además ayudaba al sacristán y a cuidar el jardín v patios.

Durante todo ese largo período, hasta 1929, pasaron por Deusto muchos jesuitas y personajes notables, pero el más recordado, siempre, por los universitarios fue el Hermano Francisco. Él los saludaba cariñosamente todas las mañanas al legar a clases, los animaba, daba consejos y confortaba cuando parecía haber malos momentos. Incluso, ayudó a muchos a copiar apuntes de clases. A los pobres, que venían conocedores de su bondad, ayudó con alimentos y también con alguna ropa. Los estudiantes lo llamaban cariñosamente “Hermano Finuras”, por sus finos modales y delicadeza de alma.

La larga permanencia del Hermano Gárate en Deusto, para él, no fue algo que considerara extraordinario, ni mucho menos heroico. Él pensaba que cumplía con lo que el Señor le estaba pidiendo a través de la Compañía, Supo convertir esos años, de servicio y oración, como su patrono San Alonso Rodríguez, en un camino de santidad.

Se enfermó el 8 de septiembre de 1929 y murió al día siguiente, sin dar molestias a nadie.

Su fama de santidad siempre había sido grande, aún en vida; pero creció extraordinariamente después de su muerte.

Su causa se introdujo en 1950 y fue beatificado por Juan Pablo II el 6 de octubre de 1985. Sus restos descansan en la “Capilla del Hermano Gárate” en la Universidad de Deusto.

Su memoria litúrgica se celebra el día siguiente, 10 de septiembre.

P. Leonardo Castellani S.J.

Nacido en Reconquista, Provincia de Santa Fe, República Argentina, el 16 de noviembre de 1899. Era hijo de Héctor Luis Castellani y Catalina Contepomi. Héctor Luis llegó a la Argentina en 1872 a los 5 años con su padre Leonardo, arquitecto florentino y fundador de la colonia San Antonio de Obligado en el norte santafesino. Don Héctor fue maestro normal y ejerció el oficio de periodista. Fundó y dirigió el periódico "El Independiente", el primero en el norte de Santa Fe. En la época de Leandro N. Alem, militó en la Unión Cívica Radical. Tras un confuso episodio con la policía provincial en 1906, Don Héctor recibió un pistoletazo que le produjo la muerte. Su madre, Catalina Contepomi, era nacida en la Argentina de una familia de inmigrantes friulianos, supuestamente descendientes de condes. Los Castellani Contepomi tuvieron otros tres hijos menores: María Magdalena, Luis Oscar y Armando Néstor.
En su niñez Leonardo Luis perdió un ojo que le fue reemplazado por uno de vidrio. Asistió a la escuela primaria particular de don José Parodi y en 1913 quedó pupilo en el célebre Colegio de la Inmaculada, dirigido por los padres jesuitas en Santa Fe. Allí conoce a dos amigos de toda la vida: el poeta Horacio Caillet Bois y el político sanjuanino Alberto L. Graffigna.
El 27 de julio de 1918 ingresó como novicio a la Compañía de Jesús en el Noviciado de Córdoba. En 1924 pasa al Colegio del Salvador en Buenos Aires donde enseñaba Castellano, Literatura, Historia e Italiano. Por esos años publica en la revista del Colegio su fábulas camperas.
En 1928 comienza sus estudios de Teología en el Seminario Metropolitano de Villa Devoto. A fines de 1929 es enviado a Europa a proseguir sus estudios.
En la Universidad Gregoriana de Roma tuvo como profesores al cardenal Luis Billot S.J. y al P. Charles Boyer S.J., entre otros grandes. El 31 de julio de 1930 el cardenal Marchetti-Selvaggiani lo ordena sacerdote en Roma. El 8 de julio de 1932 parte para Francia, donde permanece tres años. El primer año, en Amiens-sur-Marne (Picardía), comienza estudios de filosofía. Pasa luego a París donde asiste a la Facultad de Filosofía de la Sorbona como alumno regular. Emile Brehier fue su profesor de Historia de la Filosofía. Concurre a cursos libres: al de George Dumas sobre examen clínico de enfermos mentales en "L'Asyle Sainte Anne" (1933-34), al de George Wallon sobre la escuela nueva (1932-33), y a los del P. Marcel Jousse S.J. --de cuyas ideas fue introductor en Argentina-- en "L'Ecole d'Antropologie" (1932-33) y en la "L'Ecole Practique des Hautes Etudes" (1933-34). Al finalizar el curso de 1934 se le otorga el diploma de "Etudes Superieurs en Philosophie, Section Psychologie".
En julio de 1934 va a Alemania y Austria con el patrocinio del embajador argentino en Francia, Dr. Tomás Le Breton, para profundizar sus estudios sobre Psicología y problemas educacionales. Visita escuelas especiales y reformatorios infantiles en Milán, Munich, Innsbruck y Viena. A principios de 1935 pone fin a su formación intelectual y regresa a su patria. Durante su estada en Europa había comenzado a colaborar en Criterio, lo cual sigue haciendo hasta 1942. Apareció además, en Buenos Aires, la primer edición en libro de sus Camperas.
En la ciudad eterna, se postuló al examen Ad Gradum, el cual exige el conocimiento y desarrollo de temas tan especializados y difíciles que, en cada siglo, uno o dos candidatos se presentan a rendirlos; mas, en ocasiones, ninguno los aprueba. Castellani, con notas todas sobresalientes, obtuvo el título más alto que la iglesia católica otorga a los más sabios entre sus doctores. Este título es el apodado "diploma bulado" por llevar como protocolización el mismo sello de plomo de las bulas pontificias. En él, el Su Santidad Pío XI y el General de la Compañía de Jesús, P. Wladimir Ledochowski, en 1931 acreditaron con su firma, que Leonardo Luis Castellani era "Doctor Sacro Universal" Cum licentia ubique docendi, cuyo título habilita a enseñar filosofía y teología en cualquier universidad católica del mundo sin reválida. El eximio título de Doctor Sacro Universal, asimismo, le daba derecho a publicar sus escritos sin censura previa, en los países donde no hubiese otro título igual o superior al suyo. Superior, no existía ninguno; igual, nadie lo tenía en la iglesia americana desde el Descubrimiento hasta él.
Fue teólogo, filósofo y poeta, y a juicio de un destacado filósofo actual, Héctor Mandrioni --quien fuera discípulo suyo--, "fue la inteligencia más brillante que produjo la Iglesia argentina" y fue también en buena medida desaprovechado por ella.
Sus esfuerzos intelectuales se dirigían hacia la Literatura y la Política. Así colaboró con Delfina Bunge de Gálvez en Ichtys, en el diario de los Mitre, La Nación (1937-41), con su amigo Lautaro Durañona y Vedia y con Santiago Díaz Vieyra en Cabildo (desde 1943). Fue director de la revista Estudios (1940-42).
Compartió una conmovedora amistad con el escritor Leopoldo Lugones quien se encontraba a punto de su conversión al catolicismo al producirse su suicidio. De acuerdo con Castellani, el suicidio de Lugones fue el fruto de la oposición de ciertos católicos de nota, incluida parte de la jerarquía eclesiástica, a su conversión. En las elecciones del 24 de febrero de 1946 es candidato a diputado nacional en segundo lugar por la Capital Federal a través de la Alianza Libertadora Nacionalista, que lleva su propia lista pero apoya la fórmula Perón-Quijano. No es electo y entre los años 1947 y 1951 vive los momentos de crisis con la Compañía de Jesús y de reinserción en la Iglesia Católica.
En diciembre de 1946, parte hacia Roma en el "Naboland" con un pasaje obsequiado por el P. José Silva S.D.B. Pretende hacer conocer al general de la Compañía de Jesús los hechos irregulares de que ha sido víctima y la situación insufrible que le ha sido creada. El 1 de enero de 1947 llega a Génova. Por fin es recibido por el P. Janssens quien lo conmina a salir de la Compañía de Jesús bajo condiciones que él determinaría posteriormente. No acepta y permanece en Roma. En junio de 1947 recibe orden por escrito de trasladarse perentoriamente a Manresa, España.
En la reclusión de Manresa pasa dos años de sufrimiento. Su confesor el P. José Murall S.J., y sus amigos argentinos y españoles le aconsejaron que solicitase su traspaso al clero secular, lo que finalmente hizo. Abandonó Manresa el 19 de julio de 1949 y llegó a Buenos Aires en avión el 22 del mismo mes. Se albergó en el Colegio del Salvador, dio cuenta de lo acaecido al P. Juan Castillejo S.J., rector del Colegio, y por escrito, por estar ausente en Córdoba, al P. Juan Moglia S.J. Por último, el 18 de octubre de ese año se le separa de la Compañía sin proceso.
Fue acogido con benevolencia y amistad por Mons. Roberto Tavella, arzobispo de Salta, quien lo alojó en su casa. En Salta, adonde llegó en 1950, fue poco a poco mejorando su salud, aunque el clima no era el ideal para él. Se desempeñó en la Escuela Normal de esa ciudad al frente de las cátedras de Metafísica y de Problemas Nacionales.Viaja a Buenos Aires a consultar a sus médicos. Estos le piden que abandone Salta y descanse al menos un año en Reconquista, su pueblo natal.
A comienzos de 1952 se establece en Buenos Aires y reasume su cátedra en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario. En 1951 el gobierno de Perón había expropiado el diario La Prensa, que pasaba al dominio de la Confederación General del Trabajo, siendo director el escritor César Tiempo; allí Castellani colaboró en el Suplemento Literario. Hasta 1953 colabora también en la revista peronista Continente. En 1952 y 1953 dictó cursos de filosofía en la Sociedad Científica Argentina, y en 1954 y 1955, en el Teatro del PuebloDurante este tiempo sucede algo curioso, si bien había sido rehabilitado por el arzobispo salteño, en Buenos Aires no se le permitía ejercer sus funciones sacerdotales en público.
En 1955 es dejado cesante en sus cátedras, durante lo que él mismo Castellani denominó "el sarampión anticlerical de Perón". Sólo se le permite colaborar en el diario Tribuna de San Juan, dirigido por su amigo Alberto Graffigna. Allí durante todo el año '56 publica los comentarios al Evangelio dominical.Tras la caída de Perón, Castellani continúa su vocación periodística principalmente en Azul y Blanco. Sin embargo, en 1957 Tribuna es clausurado.
Como sacerdote recién en 1966, por gestión del Nuncio Apostólico, Mons. Lino Zanini, se le restituyó plenamente el ministerio sacerdotal, sin reservas ni condicionamientos. Así readmitido entre el clero de Buenos Aires, dictó sus últimos cursos y conferencias: en el Colegio Champagnat (1965), en el Salón de Actos de la Parroquia del Socorro (1968 y 1969), en el local de Patria Grande (1974, 1975 y 1976). También en esta época (1967-69), funda, dirige y escribe asiduamente en Jauja.
Muy tarde, llegaron algunos reconocimientos, Doctor "Honoris Causa" por la Universidad de Buenos Aires y el premio "Consagración Nacional" (30 de diciembre de 1975).
Pasó sus últimos años como ermitaño urbano, acompañado únicamente de Irene Caminos, su ayudante, y las visitas frecuentes de sus amigos. Falleció el 15 de marzo de 1981 en la ciudad de Buenos Aires.
Su tomismo fue muy original, combinando elementos del neoescolasticismo italiano y del tomismo francés de principios del siglo XX, con el suarecianismo aprendido en su Orden. A mediados del siglo XX se vinculó a Pierre Marechal y su intento de explicación kantiana del tomismo. En sus años de persecución, se fue identificando de apoco con el danés Sören Kierkegaard, pastor luterano fundador del existencialismo, y adoptando muchas de sus reflexiones.
Se puede decir que, a diferencia de lo que sucedió con muchos otros pensadores de su generación, permaneció fiel a su pensamiento político toda su vida. Sólo comparando dos obras centrales, Las canciones de Militis, que firma con el seudónimo de Jerónimo del Rey, la cual recoge artículos publicados en Cabildo entre 1943 y 1944, y Esencia del liberalismo, que recoge una conferencia en la librería Huemul de 1960. El tema central del pensamiento político de Castellani es el anti-liberalismo o, tal vez mejor, desde la fe y el pensamiento católico juzga al liberalismo como una etapa del proceso de destrucción de la Cristiandad iniciado por la Reforma protestante, continuado con la Ilustración y la Revolución Francesa, y que engendró al comunismo. El liberalismo ha hecho mucho mal en Argentina y otros pueblos católicos: "Una herejía medio católica, medio protestante y medio atea [...] vino a la vida justamente cuando nosotros los argentinos veníamos a la independencia. Nos hizo tanto mal como una damajuana de caña en una jaula de monos: y no nos arruinó del todo, porque por gracia de Dios aquí había fuertes vitaminas españolas. Y también había hombres que no eran monos." Párrafos anteriores decía: "Esa obsesión de la libertad propia de un loco vino a servir maravillosamente a las fuerzas económicas que en aquel tiempo se desataron, y al poder del Dinero y de la Usura, que también andaban con la obsesión de que los dejasen en paz", marcando una conexión necesaria entre liberalismo y capitalismo salvaje, que engendra el colectivismo marxista.
Por iniciativa del cardenal Antonio Quarracino se inició una revalorización del padre Castellani, plasmada en la edición de sus obras completas en los '90.

Beato P. Miguel Agustín Pro S.J.

Miguel Agustín Pro Juárez, nació el 13 de enero de 1891 en la población minera de Guadalupe, Zacatecas, tercero de once hermanos e hijo de Miguel Pro y Josefa Juárez. El 19 de agosto de 1911, ingresa al Noviciado de la Compañía de Jesús en El Llano, Michoacán, luego de unos Ejercicios hechos con jesuitas y de haber madurado lentamente la decisión. Ya la familia había dado antes dos vocaciones religiosas en la persona de dos hermanas mayores de Miguel.
Luego del Noviciado, continúa sus estudios en Los Gatos, California, obligados los jesuitas a abandonar Los Llanos a causa de la presencia de fuerzas carrancistas. Estudia después retórica y filosofía en España. Desempeña el oficio de profesor en el colegio de la Compañía en Granada, Nicaragua y hace la teología en Enghien, Bélgica, donde recibe el presbiterado.
Un juicio imparcial sobre la vida de formación del P. Miguel nos inclina a admitir que gozaba en alto grado de talento práctico, pero que carecía de facilidad para los estudios especulativos, quizá debido a la deficiente enseñanza de sus primeros años. Su gloriosa muerte contribuyó además a que se esfumara el recuerdo de la parte negativa de su temperamento jocoso, bromista y agudo.
Una úlcera estomacal, la oclusión del píloro y toda la ruina del organismo hicieron prever un desenlace rápido al final de sus estudios en Bélgica. "Los dolores no cesan -escribe en una carta íntima-. Disminuyo de peso, 200 a 400 gramos cada semana, y a fuerza de embaular porquerías de botica, tengo descarriado el estómago... Las dos operaciones últimas estuvieron mal hechas y otro médico ve probable la cuarta". Luego detalla el insoportable régimen dietético que se le hace sufrir. Su organismo se reduce a tal extremo que sus superiores en Enghien tratan de apresurar el regreso a México, para que la muerte no lo recoja fuera de su patria.
En esta situación realiza su anhelo de viajar a Lourdes, al pie del Pirineo, donde espera una intervención de la Virgen que le devuelva las fuerzas que necesitará en México para ayudar a los católicos entonces vejados por una persecución. La prisión, el fusilamiento y el destierro están a la orden del día.
De la visita a la célebre gruta, escribe: "Ha sido uno de los días más felices de mi vida... No me pregunte lo que hice o qué dije. Sólo sé que estaba a los pies de mi Madre y que yo sentí muy dentro de mí su presencia bendita y su acción". Esa experiencia mística es para leerse entera en su vida. Sabemos por ella que la Virgen le prometió salud para trabajar en México. El exorbitante trabajo que tuvo los meses que vivió en la capital desde su llegada en julio de 1926, realizado además mientras huía de casa en casa para despistar a los sabuesos que seguían sus pasos, no hubiera podido ser ejercido por un individuo de mediana salud, y menos por uno tan maltratado como Miguel Agustín, de no haber sido por la intervención de la Madre de Jesucristo.
Así le sorprende el fracasado intento de Segura Vilchis para acabar con Obregón, el presidente electo. Las bombas de aquel católico exasperado estaban tan mal hechas que ni siquiera causaron desperfectos graves en el coche abierto del prócer. El lng. Segura había procedido con todo sigilo para preparar y ejecutar el acto. Nadie, sino el chofer y dos obreros estaban enterados. La liga de Defensa Religiosa, y por tanto Humberto y Roberto Pro, hermanos del Padre, y el mismo Padre, fueron ajenos al plan magnicida.
El Papa Pío XI había defendido a los católicos mexicanos y había condenado la injusta persecución en tres ocasiones a través de documentos públicos dirigidos al mundo. Calles, el perseguidor, estaba irritadísimo contra él; pero no pudiendo descargar sus iras contra un enemigo tan distante las descargó contra un eclesiástico, el P. Pro, al que la indiscreción de una mujer y un niño hizo caer en las garras de la policía mientras cometía sus cotidianos delitos de llevar la comunión, de confesar o socorrer a los indigentes. Calles se vengaría del Papa en un cura... Y aprovechando que el P. Pro estaba en los sótanos de la Inspección de Policía atribuyó a él y a sus hermanos la responsabilidad de un acto cuyo verdadero autor no había podido ser descubierto.
El autor verdadero, el lng. Segura Vilchis, había ágilmente saltado del automóvil desde el que arrojó la fallida bomba. Luego siguió caminando impertérrito por la banqueta mientras preparaba una coartada admirable. Obregón se dirigía a los toros. Segura Vilchis, sin ser reconocido por los esbirros, entró a la plaza detrás del general, buscó su palco y encontró el modo de hacerse bien visible y reconocible por éste. Así podía citarlo como testigo de que él se hallaba en los toros pocos minutos después del atentado.
No obstante, enterado por las extras de los periódicos de que acusaban al padre Pro y a sus hermanos Humberto y Roberto del lanzamiento de la bomba, Segura Vilchis resolvió su caso de conciencia y corrió a la Inspección de Policía para presentarse al general Roberto Cruz, Inspector General y, previa palabra de honor de que soltaría a los Pro, que nada tenían que ver con el delito, se ofreció a decir quién era el verdadero autor. Se delató a sí mismo y probó con toda facilidad que lo era. Con todo, de la Presidencia de la República llegó la orden directa de fusilar a los Pro y a Segura Vilchis, sin sombra de investigación judicial.
Así el 23 de noviembre de 1927, a la puerta del fatídico sótano, y minutos después de la diez de la mañana, un policía llamo a gritos al preso: "¡Miguel Agustín Pro!" Salió el padre y pudo ver el patio lleno de ropa y de invitados como a un espectáculo de toros, a multitud de gente, a unos seis fotógrafos por lo menos y a varios miembros del Cuerpo Diplomático "para que se enteraran de cómo el gobierno castigaba la rebeldía de los católicos".
El padre Pro caminó sereno y tuvo tiempo de oír a uno de sus aprehensores, que le susurraba:
-Padre, perdóneme.
-No sólo te perdono -le respondió-; te doy las gracias.
-¿Su última voluntad? -le preguntaron ya delante del pelotón de fusilamiento.
-Que me dejen rezar.
Se hincó delante de todos y, con los brazos cruzados, estuvo unos momentos ofreciendo sin duda su vida por México, por el cese de la persecución, y reiterando el ofrecimiento de su vida por Calles, como ya lo solía hacer antes... Se levantó, abrió los brazos en cruz, pronunció claramente, sin gritar.- ¡Viva Cristo Rey! y cayó al suelo para recibir luego el tiro de gracia.

martes, 24 de julio de 2007

P. Jaime Piulachs S.J.

Fue el P. Jaime Piulachs un varón verdaderamente apostólico muy de nuestro tiempo. Ningún campo de la actividad humana dejó sin la acción de su ferviente celo.
Ningún medio de apostolado dejó de utilizar para que el bien alcanzara al mayor número de almas. Todas las técnicas modernas puso al servicio de la causa de Dios, para expandir en las almas por todos los instrumentos modernos y con el ropaje y la técnica moderna, la verdad de Nuestro Señor Jesucristo. No puso nunca límites a su celo, como no tuvo nunca límites su amor a Dios.
Religioso de exacta observancia de sus reglas, se distinguió siempre por su vida interior y su familiaridad en el trato con Dios. Trabajador incansable de los ministerios sacerdotales, no cesaba jamás de concebir nuevos planes para ganar más y más almas. De ahí su incansable solicitud por los Ejercicios Espirituales, predicación misional, predicación en las fábricas y centros de trabajo...Para ello se rodeaba de todo género de colaboradores, unidos por su entusiasmo y su afán apostólico. Su piedad sencilla, alegre, confiada y sacrificada cautivaban. Miles y miles de almas se beneficiaron de su ministerio: religiosos y obreros, empresarios y profesionales, jóvenes y mayores, campesinos y oficinistas. Primero en una Congregación Mariana de obreros y oficinistas, después en la Obra de Ejercicios Parroquiales, desde la que proyectó su celo sobre toda la diócesis y sobre todo el movimiento de Ejercicios de España y aun de América.
Pero fue en los últimos años de su corta e intensa vida, cuando su celo rayó a una altura de heroísmo y generosidad inmensa. De esta época son la Asociación de Sacerdotes y Religiosos de San Antonio María Claret, la Unión Seglar del mismo nombre y la Fundación que lleva su nombre y apellidos.
En efecto, en pleno ambiente creado en torno al Concilio Vaticano II, inició el P. Piulachs un poderoso movimiento de espiritualidad sacerdotal, conforme a la recomendación del mismo Sagrado Concilio.
Así fundó la Asociación de Sacerdotes y Religiosos de San Antonio María Claret, la primera en su género, que ha servido de modelo para otras Asociaciones y Hermandades Sacerdotales en multitud de diócesis de España, Europa y América, como públicamente se proclamó en la asamblea sacerdotal del año 1969 en Segovia. El bien que han recibido los sacerdotes y por ellos innumerables almas, solamente, por su magnitud, Dios lo sabe.
La Unión Seglar de San Antonio María Claret sabe también que todo se lo debe, después de Dios, al P. Piulachs, su verdadero fundador. Es verdad que él no llegó a ver constituida la Unión Seglar en su plenitud, ya que el Señor dispuso de su vida medio año antes, pero él echó las bases de su constitución jurídica y fundamentó sus estatutos y su espíritu, y agrupó además los primeros seglares con ese fin. Por eso, al medio año exacto de su muerte, tuvo lugar la gran concentración católica de la Basílica de la Merced, que puso en marcha la Unión Seglar por cuya formación tanto había trabajado el P. Piulachs. Fue patente la unanimidad de todos los asistentes que llenaban ha rebosar la Basílica, al sentirse llamados a la Unión por el celo apostólico del P. Piulachs.
Siguió en seguida la Fundación P. Piulachs. En vida del P. Piulachs, esta obra de fomento y formación de vocaciones sacerdotales, comenzó a dar sus primeros pasos. Al talento práctico del P. Piulachs, no se le ocultaba que nada profundo podía hacerse en bien de las almas, si no se cultivaba una minoría de selección, en la juventud con vocación para el sacerdocio. Frente a las estériles lamentaciones, el P. Piulachs levantó una bandera de esperanza: la formación de una nueva generación de sacerdotes jóvenes, enamorados de la Iglesia, de las almas, del espíritu e ideales perennes del sacerdocio católico. Por eso, esta Fundación lleva su nombre, después de la muerte del P. Piulachs.
El fomento y formación de sacerdotes ejemplares para nuestro tiempo de crisis general, fue el ideal más querido de los últimos años de la vida del P. Piulachs. Cuarenta y ocho horas antes de morir pronunció estas palabras: "Ahora quiero dedicarme tanto como pueda a formar y ayudar a verdaderas vocaciones sacerdotales". Además, la Fundación P. Piulachs, quiere formar también, núcleos de perfección cristiana sacerdotal, virginal, matrimonial, ya que el auténtico problema de hoy es en el fondo un problema espiritual. El P. Piulachs, que con un amor sin reservas a Jesús y a María, iba sin circunloquios y sin problemáticas al fondo de las situaciones donde se debate la salvación de las almas, enseñó que no habrá vida de virginidad consagrada, ni vida matrimonial santificada, si no hay sacerdotes que lo alienten todo.
La Fundación P. Piulachs vive estrechamente vinculada a la Unión Seglar. No solamente por el mismo origen de su fundador, sino porque todos los miembros de la Unión Seglar están persuadidos de que el cometido más importante que puede realizarse para un mundo mejor es el de ayudar a formar sacerdotes como los deseaba el P. Piulachs. Desde su nacimiento, la Unión ha dedicado sus oraciones, limosnas, cuotas y demás aportaciones a la Fundación P. Piulachs.
Ni las persecuciones ni los desprecios que tuvo que soportar el P. Piulachs de manera especial en la última época de su vida, le apartaron de su fidelidad a Dios en esta hora de pasión de la Iglesia. También el P. Piulachs apuró en su vida el cáliz amargo de su pasión. Pero se entregó más y más a la Iglesia, hasta darle su vida. En la víspera del día de Navidad 25 de Diciembre de 1968, acabada una plática, cuando se disponía a celebrar el Santo Sacrificio de la Noche Buena, su hermosa alma voló al cielo. Allí nos espera y suplica para todos los miembros y amigos de la Unión Seglar el don de la fidelidad, la fortaleza, la alegría espiritual en medio de las persecuciones y un amor inquebrantable a la Iglesia, a su Santa Jerarquía, y a las almas.
Sean dadas las gracias a Dios, por la gracia que nos hizo en la persona del P. Piulachs.